Defensores

12 años cumplió el Club "Defensores de Chile"

Año 1                                                                         ABRIL DE 1952                                                                             N°1
Santiago, Marzo de 1970 Precio Eº 5.–
Defensores De Chile Organo Oficial del Club Nacional de Tiro al blanco Nº 235 «Defensores de Chile»

El Club Nacional de Tiro al Blanco Nº 235 «DEFENSORES DE CHILE» cumplió el 24 de Marzo su décimo segundo año de vida con este nombre. Damos a continuación una reseña de la marcha de esta prestigiosa institución de tiro al blanco de la capital. 

El año 1920 empezó a funcionar en el Estadio Militar el Club de Tiro al Blanco «National Sporting Club» el cual, a pedido de las autoridades del Tiro Nacional cambió ese nombre por el de «El Cóndor de Chile» en razón que dichas autoridades deseaban que todos los clubes de tiro del país llevaran nombres de héroes o de motivos nacionales. 

En el año 1934 empezó a funcionar en el mismo polígono, el club «Sub-Oficiales Retirados, Sección Luis A. Soto» el que posteriormente cambió ese nombre por el de «General Baquedano». Por ese mismo tiempo también se formó un nuevo club con el nombre de «Tracción Eléctrica» funcionando en el mismo Estadio Militar. En estas circunstancias y por las pocas canchas de tiro, las prácticas se desarrollaban con grandes dificultades para los fusileros de las tres instituciones que usaban el polígono del Estadio Militar, los mismos días y a las mismas horas. 

En el año 1939, el entonces director de reclutamiento y Tiro Nacional, General don Waldo Lira Montecinos, manifestó que eran sus deseos que en vista de la escasa cantidad de polígonos de que se disponía, se redujeran el número de clubes, fusionándose aquellos que se veían obligados a hacer prácticas en un mismo polígono, con el fin de formar Instituciones fuertes que llegaran a las competencia en igualdad de condiciones y rindieran lo que era dable esperar de ellas. En este predicamento, dirigentes de los tres clubes ya indicados, iniciaron las conversaciones con el fin de llevar a la práctica estos buenos deseos y con tal motivo procedieron a nombrar delegaciones integradas por cinco miembros de cada uno de sus Directorios, para todos los trámites correspondientes a una fusión. 

Fue así como en reunión celebrada en el Estadio Militar, el 24 de Marzo de 1940 se dió cima a estas conversaciones, formándose el Club Nº 235 «Defensores de Chile», firmándose las actas correspondientes y designándose su primer Directorio, el cual quedó integrado: Presidente, Osvaldo Salazar G.; vicepresidente, José Vidal G.; secretario, Raúl Cortés O.; prosecretario, Ernesto Ahumada H.; tesorero, Víctor Poblete O.; capitán-general, José I. López T., etc. 

Ya iniciadas sus actividades como el «Defensor de Chile» el Club ha tenido una destacada actuación dentro del tiro al blanco provincial y nacional, donde sus fusileros se anotaron numerosos triunfos en sus diferentes categorías y dándose comienzo también a la reiniciación de las competencias infantiles. Los trofeos obtenidos en estas competencias adornan la Secretaría y dan testimonio de ello. 

Cuenta el «Defensores de Chile» para el desarrollo de sus actividades internas con el polígono del Estadio Militar, funcionando los Sábados en las tardes y los Domingos y festivos todo el día: cuenta con tres juegos de blancos a 200 metros, en la cancha norte y tres para 300 metros en la sur, más las facilidades que la Escuela Militar ha dado para ocupar la cancha de pistola, para la competencia de los niños, con calibre reducido. El Club de fusileros «Defensores de Chile» es el único Club que tiene su himno oficial propio y qué fue llevado a la cera por una importante firma grabadora con el concurso de la banda instrumental de la Escuela Militar; este disco está catalogado en las listas de esa firma entre las marchas patrióticas.

 

Además, el himno del Club «Defensores de Chile» sirve de características a la audición radial «Mundo Deportivo» y que se transmite diariamente de 12.30 a 13 horas por Radio El Mercurio, disco que fué obsequiado a esa audición con este fin en 1948 por el entonces presidente de la institución señor Ernesto Ahumada.

Dirige actualmente El Club el siguiente Directorio: presidente, J. Ernesto Ahumada H.; vicepresidente, Juan Buttkovich O.;secretario, Samuel Poblete O.; prosecretario, Guillermo Arredondo A.; tesorero, Francisco Surot G.; pro tesorero, Julio Palma G,; capitán-general, Luis Serey A,; capitán de campeones y primera, Mario Hernández H.;capitán de segunda, Miguel Guasp S.; capitán de tercera, Carlos Fuentealba S.; directores: Javier Aravena, Eduardo Fuentes, Pedro Herrera, Roberto Pinto, en 300 metros; y en 200 metros: Julio Cataldo, Ramón Maldonado, Manuel Beals y Telmo Zapata.

Con el fin de celebrar con toda solemnidad este 12º aniversario, el domingo 30 del mes pasado, el Club llevó a efecto un gran festival de tiro al blanco, el cual estuvo dividido en tres partes: 1ª Campeonato interno para todas sus categorías con premios separados para cada una de ellas; 2ª Certamen infantil para los niños de los socios y niños familiares de éstos, con munición calibre 22; 3ª Tiro de combate en honor de Harald Ekwall, el decano de los fusileros de Chile, con motivo de haber cumplido 50 años de actividades dentro del tiro nacional. En párrafo aparte damos los resultados completos de las diferentes pruebas.

EL DIRIGENTE

Cada vez que hay una elección de Directiva en alguna Institución, se me viene a la memoria la personalidad de don Miguel de Cervantes Saavedra, autor de su inmortal «Don Quijote», personaje éste que arremetía y quebraba lanzas contra todo lo innoble y perverso, de donde resulta el nombre universal de Quijote para todo aquel que desinteresadamente sirve los propósitos de sus semejantes en las directivas de las organizaciones, ya sean éstas deportivas, culturales o sociales.

Es el tipo romántico que llena su optimismo con la satisfacción de haber servido a los demás. Es la antítesis del otro personaje del «Don Quijote»: Sancho Panza, positivista, de una filosofía utilitaria, como muchos individuos que adoptan cómodas actitudes para recibir beneficios sin exponerse a actuar, pero sí, con bastante tupé para criticarlo todo. De donde resulta, entonces, que el papel de dirigente de una organización es un Quijote que recibe las críticas de los Sancho Panza, cuando las actuaciones de aquellos no son de su conformidad, pagando con ingratitudes lo desvelos y sacrificios que se ha impuesto a sí mismo.

La idiosincrasia humana está contenida en estos dos personajes de «Don Quijote»: el uno, todo ideal y desinterés y el otro, realidad y aprovechamiento.

Todos tenemos un poco de Quijote y de Sancho. El dirigente que se pone al frente de una asociación para hacerla surgir y prosperar, quitando tiempo a su hogar y sacrificando sus horas de descanso en beneficio de los demás, no piensa en retribuciones utilitarias, sino en la íntima satisfacción de ser útil a sus semejantes. Esto es Quijote. El que rehuye toda responsabilidad para no exponerse a críticas maledicientes y aprovechar de los beneficios conquistados, es Sancho Panza. He aquí el ideal y la utilidad.

Pocos son los dirigentes que pueden contar con la comprensión de sus asociados. La mayoría siente la amargura de que su sacrificio ha sido estéril y se entrega al abandono del pesimismo, lamentando haber aceptado un puesto para cosechar ingratitudes. Pero los Quijotes no se acaban nunca y en las asambleas para elegir directores, cuando se barajan nombres de hombres capaces para ponerlos al frente de las instituciones, cuando la mayoría se excusa aduciendo futiles razones, siempre emerge el valiente que arrastra el sacrificio de dar un paso al frente.

Porque el dirigente debe poseer una buena dosis de optimismo para desafiar a la realidad a sabiendas que sus actuaciones siempre quedarán en tela de juicio. Nunca se disculpa a un dirigente de cometer una equivocación, aunque ésta haya resultado en contra de su voluntad. Siempre caerá sobre él la crítica agria, sin beneficios, porque la crítica levantada es constructiva y saludable, mientras que la otra es deprimente, sin tomar en cuenta que es humano cometer errores.

Del montón surge un hombre dirigente y de buena voluntad que no trepida en echar sobre sus hombros la tareas de servir a la colectividad. Pues, ahí está el blanco. Se le recarga de comisiones., de diligencias, dejándolo imposibilitado para dar cumplimiento satisfactorio a todo ese cúmulo de compromisos.

Y se oye decir: el directorio no hizo esto, que esto otro lo hizo mal, que, en fin, no hace nada.

¿Qué cosa es el directorio? Un grupo de personas de buena voluntad, al cual debe prestársele todo apoyo para que dé cumplida satisfacción a su mandato. El socio que critica con acritud a sus personeros se critica a sí mismo, porque no ha sabido prestar su colaboración para coadyuvar a la realización de la obra común.

Cada organización tiene los dirigentes que se merece y no cabe censurarlos, sino todo lo contrario, prestarle toda su ayuda y colaboración a objeto de que la labor mancomunada rinda los frutos óptimos a que tienen derecho a aspirar los que tienen el corazón bien puesto y la voluntad al servicio de toda causa noble y altruista.

He querido trazar en estas breves líneas, la silueta del dirigente deportivo, sindical, cultural o de otra actividad societaria —prescindiendo del dirigente político que es de otra categoría—, poniendo de manifiesto la incomprensión de sus mandantes, que en raras y honrosas excepciones se premian sus actuaciones que con todo altruismo e ideal ponen al servicio de un grupo que ambiciona surgir en el concierto de las instituciones.

Como destruir una Institución

1920                                                                                  50 AÑOS DE VIDA                                                                                    1970
Santiago, Marzo de 1970 Precio Eº 5.–

Defensores De Chile Revista del Club Nacional de Tiro al blanco Nº 235 «Defensores de Chile»

1. No concurrir a las asambleas, tomando como disculpa que el día y hora no son cómodos. En caso de concurrir, llegar tarde y murmurar contra las autoridades de la Institución o contra de los demás asociados.

2. No aceptar cargos. Es más fácil criticar que hacer. Esto no obstante, sentirse molesto si no se le designa, pero si se le designa, no asistir a las reuniones.

3. Solicitada por el presidente su opinión, contestar que nada se tiene que decir o guardar silencio. Terminada la asamblea, decir qué era lo que debería haberse hecho.

4. No oír ni hacer sino lo estrictamente necesario. Pero si los otros socios de buena voluntad y con todo desinterés se ponen a la tarea para que las cosas marchen bien, vociferar que la Institución está en manos de una camarilla.

5. Pagar las cuotas lo más tarde posible o, simplemente, no pagarlas, por que no se cobran o el pago resulta gravoso por haberse acumulado muchas de ellas. Pero si se le cobran, sentirse ofendido o excusarse postergando su pago.

6. No incomodarse por conquistar nuevos socios: que lo hagan otros.

7. Si se organizan comidas, decir que esa es la manera de gastar pólvora en salvas. Si no se organizan, comentar que la institución no da señales de vida.

8. No solicitar asiento hasta que estén todos vendidos y protestar, en seguida, diciendo que se le ha hecho un desaire. En caso de comprometer cubierto, retardar su pago o simplemente no pagarlo.

9. Declinar, modestamente, el ofrecimiento de un lugar de honor en la mesa, si no media el ofrecimiento, ofenderse y renunciar como socio.

10. En suma, se destruye una institución negándole el apoyo material y moral que le juramos al ingresar a ella por nuestra libre y espontánea voluntad y socavando sus cimientos con murmuraciones.

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